#ElPerúQueQueremos

FreePIC

Un pequeño reflejo del tema ruso-ucraniano en Medio Oriente

¿Se imaginan qué pasa si hoy rusos y ucranianos se encuentran en país neutral? ¿Habrían puños y patadas? Esta semana pude ser testigo de ese momento en medio del desierto israelí.

Publicado: 2022-02-24


Desde hace dos meses dejé la inflacionaria Argentina para instalarme al sur de Israel, en el desierto, entre las fronteras de Jordania y Egipto. No, no es como imaginan y lo hacen ver en las películas. No vivo rodeado de camellos, es más, hasta ahora no vi ninguno; ni la gente anda en turbante y las mujeres todas tapadas, un tema para otro día.

Como parte de este proceso de adaptación e integración a la sociedad israelí, tengo clases diarias de hebreo, lo que acá se conoce como ulpán. Los compañeros de aula, todas parejas casadas, son de diferentes partes del mundo: sudafricanos, alemanes, argentinos, rusos y ucranianos. Fue en la presentación de cada uno cuando pude contar 5 parejas de rusos y una ucraniana.

Un detalle de Irina, la mujer ucraniana, es que tiene el corte de pelo idéntico a la protagonista de la serie rusa de Netflix “Mejores que nosotros”. Sí, a la que hace de robot.

Como es normal, la afinidad por idioma es más que obvio. El bloque mayor esta conformado por los de la lengua indoeuropea, en los dos recreos los puedes escuchar hablando en un idioma para mí inentendible y riendo a carcajadas. No, no son cerrados, usamos el inglés para conversar cada tanto y ahí te puedes dar cuenta que, como en todo el mundo, están los más serios, los más extrovertidos, los académicos, los graciosos, etc.

Que llegara el tema del conflicto a ser tratado por la profesora, o morá como se dice en hebreo, era cuestión de días. Me imagino que se vio obligada por el casi inminente ataque de Rusia a Ucrania. “¿Cómo están sus familias?”, fue la pregunta de la profesora a los ucranianos. En una mezcla de hebreo e inglés la pareja nos contó que estaban bien y que estaban en una región muy alejada del conflicto. El detalle que me llamó la atención fue que cuando la morá estaba diciendo “el ataque de Rusia a Ucrania”, Nikita, el ruso que vive cerca de mi casa, dijo de manera determinante “Rusía no, Putín”. Luego de un par de palabras más, el tema se dio por terminado.

De regreso a casa, mientras que manejaba el auto con mi esposa, le hice recordar esa aclaración que había hecho Nikita. Ella me dijo que en una oportunidad que había hablado con él y con su esposa, Elena, ellos le habían comentado que la decisión de migrar de Rusia a Israel se debía a que su país, con Putín con tantos años en el poder, se había convertido en un lugar en donde ellos no querían que sus hijos crezcan.

Las guerras y los conflictos son una porquería, pero en medio de todo eso, me dio una pequeña alegría saber que ellos son capaces de separar que detrás de un conflicto no está el ciudadano ruso, el hombre de a pie, sino un personaje controvertido y ambicioso como Putín. Si esto pasara en el Perú con algunos de nuestros vecinos, ¿seríamos los peruanos capaces de imitar este ejemplo? Para pensar.


Escrito por

Luis Vilchez Reyes

Periodista. Viví durante quince años en Argentina, hoy estoy en el sur del desierto israelí. Que sea siempre rock. TW: @lvreyes


Publicado en